viernes, 14 de mayo de 2010

És precís actualitzar!

Últimament estic molt liada amb els treballs finals del Màster de l'Univers, i com des del mes de Març no actualitze, serà qüestió de fer-ho. Quan me n'he adonat he pensat : oh no! en Abril no vas posar res! així que us en dec una...
Ací us deixe un article que he escrit per a l'assignatura d'opinió periodística i del qual em senc prou satisfeta (a la profe li ha agradat... ;) )
SORT AMB LES PROVES FINALS A TOTS!!!


Con el dinero que gane me compraré un chalet

Una de las cosas que más me gusta hacer en mi tiempo libre es pasear. Durante el trayecto que recorro, a veces largo y otras corto, me tomo su tiempo para reflexionar. El otro día paseando por una playa de la que yo llamo mi tierra, es decir, Valencia, descubrí que a sus alrededores había un grupo de adosados inacabados. Miles de ladrillos colocados estratégicamente y unidos por cemento que daban forma a estructuras que esperaban ser el hogar de familias unipersonales, nucleares, monoparentales y de los miles de animalitos de compañía que nos gusta tener. Pensé en el porvenir de ese conjunto de viviendas, ya no se veía ni rastro de procesos de construcción. Estaban abandonados y habían pasado a formar parte de la arquitectura de la naturaleza desdibujando lo que podría ser un bonito paisaje lleno de dunas y de biodiversidad de la costa este de nuestro país.

Me vino en mente el famoso cuento de la lechera del fabulista griego Esopo (s.VI a.C.), aquella inocente joven que iba soñando despierta mientras repartía leche recién ordeñada. Durante su jornada laboral imaginaba todo lo que iba a hacer con el dinero de su mercancía, quería comprarse un vestido para que todas se muriesen de envidia y que el hijo del molinero le invitase a bailar, con tan mala suerte que el cubo de leche se cayó al suelo y todos sus planes se truncaron.

Lecheros también han sido los constructores que aprovecharon el “boom” inmobiliario para poner en marcha la edificación de miles de inmuebles que se han quedado debido a la crisis económica sin nadie que los compre e incluso algunos por terminar como los que yo observé. También lo han sido las personas que se hipotecaron hasta “las cejas” y ahora han de pagar tales cantidades que no pueden afrontar. A veces, las mismas fábulas se entremezclan entre ellas dando lugar a la creación de híbridos de estas, la Cenicienta podría ser una buena candidata para acabar este cuento con un “y vivieron felices y comieron perdices”.

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